Por
Cuauhtémoc Amezcua Dromundo
México,
febrero y marzo de 2020. López Obrador, primer gobernante no neoliberal ni
corrupto ni misógino –franco ni encubierto--, luego de 36 años de podredumbre
pri-panista, entró en su segundo año de ejercicio.
Contra
él había surgido el odio de clase desde el primer día de su mandato; el
profundo rencor de la extrema derecha y la más rancia burguesía; y desde
entonces se ha expresado un día sí y otro también; todo pretexto ha sido bueno.
Porque igual que en Brasil, Argentina, Bolivia y todos los demás países
hermanos de América Latina donde surgió un gobierno no neoliberal, en México
también empezó a fraguarse de inmediato el llamado golpe blando, con el fin de
derrocarlo.
Se
acerca el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora. El 18 de
febrero unas decenas de mujeres, la mayoría encapuchadas, pintarrajean los
muros del Palacio Nacional e intentan incendiar la Puerta Mariana, “en protesta
por los feminicidios y la violencia de género”, y a gritos inculpan al “Estado
feminicida”. Nunca hicieron algo parecido cuando al frente del Estado
estuvieron los gobiernos que en los hechos favorecieron al feminicidio y la
violencia de género.
Acciones
parecidas se siguen realizando en los días posteriores. Al mismo tiempo se pone
en marcha la poderosa arma de la propaganda y la desinformación, indispensable
en todo proceso de golpe blando. Cunden las noticias falsas sobre una supuesta
insensibilidad de López Obrador frente a los graves problemas que aquejan a las
mujeres en México; se habla de negligencia y de impunidad. A AMLO le inventan y
deforman burdamente sus dichos al respecto y muchos datos, que desmentirían la
especie, se ocultan y otros tantos se alteran. Se crea así, por medio de la
manipulación un ambiente artificial de enfrentamiento entre la defensa de las
mujeres y sus derechos y el gobierno de la 4T, como si hubiera alguna clase de
antagonismo.
En
este contexto surge el llamado a un día de paro nacional, “un día sin
nosotras”. Un pequeño grupo de Facebook, denominado Las Brujas del Mar, lanza
la iniciativa; dicen que no es cosa de partidos ni de derechas ni de
izquierdas; sólo se trata de las mujeres y sus derechos; de que no se les siga
asesinando. Pero, de inmediato, todas las instituciones misóginas apoyan el
llamado; la derecha golpista, toda, al unísono, lo hace suyo; toda su poderosa
maquinaria de propaganda lo difunde, y el asunto toma inusual fuerza y un sesgo
torcido, maquiavélico, contra el primer gobierno no misógino, el de la 4T.
¡El mundo
al revés! Las damas encopetadas y las señoras que ejercen la política como
profesión, al servicio de la extrema derecha, ahora empuñan las banderas de
Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo. ¿Cuánto tiempo durará su engaño? ¿A cuántas
mujeres de nuestro pueblo, luchadoras aguerridas, combatientes admirables por
sus derechos y los de sus hijas e hijos, los de toda su familia, lograrán
enredar en su juego tramposo? En unos días más lo sabremos. Yo, por mi parte,
tengo una gran confianza en todos esos millones de compañeras que votaron por
AMLO y que sin duda sabrán defender la 4T de esta maniobra y muchas más que
vendrán después.

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