Al pueblo de
Ecuador le arrebataron, por medio de una traición, su voluntad de caminar un
sendero distinto al neoliberalismo.
Después de
expulsar a siete presidentes durante el periodo de 1997 a 2007, todos de corte
neoliberal; en el 2007 eligieron a Rafael Correa quien con una política
diferente, a la cual denominó "el socialismo del siglo XXI", mantuvo
una directriz gubernamental alejada de las privatizaciones y recortes al gasto
público, medidas características de modelo económico neoliberal.
Correa gestionó el
gobierno ecuatoriano durante dos periodos, fueron diez años de avance económico
y desarrollo social que mantuvo al país en calma, estabilidad y esperanzas de
que Ecuador iba por el camino correcto para el interés popular.
El proyecto
correista tenía el respaldo de la amplia mayoría del pueblo ecuatoriano, que se
manifestó en el 2017 por el triunfo electoral del partido político Alianza
País, el instrumento electoral del movimiento antineoliberal en ese momento; de
esta elección salió electo Lenin Moreno, quien había sido vicepresidente de
Rafael Correa en su primer periodo.
El pueblo
ecuatoriano eligió y dio su confianza al sucesor de Correa, porque entendía que
no se elegía a un hombre, sino a la continuación del proyecto antineoliberal; a
las pocas semanas Lenin Moreno se alejaba políticamente de Rafael Correa, como
expresión de su alejamiento del proyecto económico que el pueblo había votado
en urnas. Y Ecuador volvió al neoliberalismo.
En dos años Lenin
Moreno minó las políticas de desarrollo social que su predecesor había
impulsado, se alejó de la política progresista a nivel internacional, para caer
en el control del Departamento de Estado norteamericano, y entregó su economía
al Fondo Monetario Internacional, siendo el préstamo de 4,500 millones de
dólares que está institución otorgaba al país con la condición de privatizar
empresas públicas, impulsar una reforma laboral y quitar el subsidio a los
combustibles, lo que detonó las protestas antigubernamentales que en estos diez
días hemos observado.
Hoy el pueblo
ecuatoriano sale a las calles para reclamar y recuperar su sendero
antineoliberal, ante esto, la dictadura responde con represión, muerte, y hoy
después de las tres de la tarde, con un toque de queda que posibilita al
ejército a tomar las medidas necesarias para intentar aniquilar la protesta
social. Este es el régimen neoliberal actuando para garantizar los intereses de
una minoría ecuatoriana y extranjera, a costa de la sangre de indígenas,
obreros, campesinos y estudiantes.
Pero la historia
no va hacia atrás, hoy la heroica lucha de los ecuatorianos nos recalca que el
neoliberalismo y sus instituciones internacionales como el Fondo Monetario
Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) no tienen cabida ni oportunidad en
una América que cada día toma conciencia sobre su propia identidad y sus
propios intereses, como pueblos condenados al subdesarrollo si se mantienen
bajo el dominio imperial de las grandes potencias.
El destino del
Ecuador se definirá en estos días, el pueblo habrá cedido momentáneamente a las
políticas privatizadoras, o derrocarán a Lenin Moreno como símbolo del
destierro del neoliberalismo en el ombligo del mundo.
Nuestra América
está despertando del momentáneo auge conservador, una segunda oleada
antineoliberal la inicio México en el 2018 con Andrés Manuel López Obrador a la
cabeza, en este octubre se definen Bolivia, Argentina y Uruguay, todos en las
urnas. Ecuador en las calles.
En las urnas o en
las calles al neoliberalismo se le combate frontalmente en todo el continente,
es esa la lucha histórica de nuestros pueblos, es esa la vía para una plena
independencia con justicia social.
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@NaelRD

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